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miércoles, 9 de octubre de 2013
martes, 8 de octubre de 2013
Caleidoscopio Zacatecas antes y después
domingo, 6 de octubre de 2013
http://www.inehrm.gob.mx/trenytanido/numero1/toma_zacatecas.swf
Mural interactivo. Haz click sobre la trompeta para escuchar el corrido de la toma.
Mural interactivo. Haz click sobre la trompeta para escuchar el corrido de la toma.
sábado, 5 de octubre de 2013
Fotografías
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Fotografía panorámica de la ciudad de Zacatecas 1914 |
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmcDlHGJcViqpGnQlZqXwVTvLfOhO6tGSlsFxy63KVa5EomRnT0PzgNsHexQ-R_AE3HMm4TH6BrCkOreMDTwKUkdvXlfg7YD2tM35cJEYCdgWIGUvrw2VQxjrjhjgTEtZAzip_Ktlei1k/s1600/descarga.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4FA-kWjV76ok4mZBij6Mj5csfk7TS6vuHIQfkLLF7PJfjng99oqL0pQec-zTY0pZ0-wHoKJNqMF4nACuRLAcdD6qpBJ4zor-KSovI_cFh-LSrsDXFYK0uXzHDYyzN_EUs5xL3xP6Io50/s1600/escanear0003ex3.jpg)
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A las 10:00 am comenzó la batalla |
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Revolucionarios reparando la vía ferroviaria en su avance hacia Zacatecas |
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Fotografía que muestra varios cadáveres en el Camino Real de Guadalupe |
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdzIgddSnWT8kZmLQvJklFugRStPiQeusHhmES813mVXpITiR6lJYbAQG8xcKpsdh9YyY0QWiTY4g2muVi0g1pQqCtO5LvkL6ROFesjeFGXvblfNym0qP3MZfYURafRvb2PSF1X3NJTq4/s1600/24061914.jpg)
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Se registraron bajas de 5,000 hombres en el Ejército Federal y 3.000 de la División del Norte; dichas cifras hacen de esta batalla la más sanguinaria de toda la historia de México |
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General del Ejército Federal Benjamín Argumedo. |
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Varios inmuebles del centro histórico de la ciudad fueron dañados pues los últimos momentos de la lucha se desarrollaron en su interior |
Fuentes documentales y en línea
López, S. (1964). La Batalla de Zacatecas. México: Ediciones Botas.
Comunicados intercambiados entre Venustiano Carranza, Francisco Villa y los generales de la División del Norte, días antes de la batalla de Zacatecas en 1914.
Tomadas de Martín Luis Guzmán, Memorias de Pancho Villa, México, Compañía General de Ediciones, 1951, pp. 436-462. (Colección Ideas, Letras y Vida).
http://www.skyscreapercity.com/showthread.php?t=1255037
http://www.youtube.com/watch?v=ORhdzptge9s
http://www.bicentenario.gob.mx/toma_zacatecana.swf
http://wwwinherm.com.mx/Portal/PtMain.php?pagina=exp-la-toma-de-zacatecas-articulo
http://www.recursoseducativos.unam.mx/eduComms/escuela-nacional-preparatoria /revolución-mexicana/recursos-generales-de-la-asignatura/
http_//peliculashoy.com/la-revolucion-de-juan-escopeta-pelicula-completa.htm1
http://portalacadamico.cch.unam.mx/aprende/historiademexico1
http://www.redalyc.org/pdf/140/14003413.pdf
Reseña histórica de la Toma de Zacatecas
Amaneció
radiante el día 23 de junio de 1914.
En la víspera,
el general Ángeles hizo un movimiento que dejó perplejo al enemigo: retiró las
piezas de artillería de sus posiciones originales y las emplazó en sitios
imperceptibles y muy cerca de las líneas defensivas de los federales. Los
últimos tres días convenció a los huertistas que ya tenía definidas sus
posiciones.
El disparo de
un cañón a las diez de la mañana en punto anunció el inició de la batalla. Los
villistas avanzaron por los cuatro puntos cardinales intentando arrebatar a los
federales sus posiciones en la Bufa, el Grillo, la Sierpe, Loreto y el cerro de
La Tierra Negra. Cuarenta cañones –28 por el norte y 12 por el sur- entraron en
acción al mismo tiempo para apoyar el despliegue de la infantería que ascendía
presurosa por los cerros que rodeaban la ciudad.
La artillería
de Ángeles inició el fuego sobre los bastiones federales ubicados en los
cerros. Bajo una fuerte lluvia, Villa lanzó ataques de caballería y de
infantería en contra de las defensas que protegían la ciudad. Contra el pesado
fuego de las ametralladoras y contra la artillería bien alineada, la División
fue ganando terreno inexorablemente. Las pérdidas de Villa fueron cuantiosas,
pero la artillería de Ángeles atrajo el fuego deliberadamente hacia sí misma
para que las fuerzas atacantes pudieran avanzar. Ángeles escribirá: “…la
artillería intimida; cuando el cañón truena, el enemigo se esconde y nuestra
artillería avanza, y cuando el enemigo se atreve a asomar la cabeza, ya tiene a
la infantería nuestra encima, y abandona apresurado la posición."
Tropas
villistas irrumpieron en la ciudad desde la Estación del ferrocarril, pero
fueron repelidos por el general Benjamín Argumedo y sus "colorados". Sin
embargo, ante el empuje de los villistas, Argumedo tuvo que retirarse de la
contienda, huyendo con sus tropas hacia la hacienda de Trancoso.
Los veintidós
mil hombres de la División del Norte se movían en completa armonía bajo la
dirección de Ángeles.
El general había logrado la perfecta conjunción entre las brigadas del ejército
villista. “La artillería obrando en masa –escribió Ángeles- y con el casi
exclusivo objeto de batir y neutralizar las tropas de la posición que deseaba
conquistar la infantería y ésta marchando resueltamente sobre la posición en
donde la neutralización se realizaba. ¡Qué satisfacción la de haber conseguido
esta liga de las armas!”
Ángeles estaba
enardecido; parecía encontrarse en una dimensión diferente al resto de los
hombres, en un sitio privilegiado, exclusivo para el guerrero. Las granadas
estallaban encima de su punto de observación o lo rebasaban por completo. Con
sus binoculares alcanzaba a divisar al abanderado que corría al frente de su
brigada avanzando sin parar. Entonces calibraba nuevamente los cañones y
alargaba el tiro para apoyar el asalto final de la infantería sobre alguna
posición.
En medio del
fuego de la fusilería, Ángeles tomó su caballo para cerciorarse del estado que
guardaban otros puntos de la batalla. En camino a Loreto encontró a Villa.
Ambos generales con sus estados mayores, cabalgaron juntos mientras escuchaban
“alegremente” los disparos de la artillería villista. Los cañones federales
intentaban pegarle al numeroso grupo; sus tiros, sin embargo, quedaban cortos.
Una granada
explotó a escasos tres metros de donde se hallaban Ángeles y Villa observando
el combate. El humo cubrió por algunos instantes a los dos jefes y a sus
hombres. Cuando el humo desapareció había varios cadáveres mutilados. Para mala
fortuna no había sido disparado por del enemigo. El proyectil era villista,
explotó en manos de un artillero que preparaba su lanzamiento. Para evitar que
los soldados entraran en pánico o pensaran en el riesgo que corrían al manejar
las bombas, Ángeles gritó: “No ha pasado nada, hay que continuar sin descanso;
algunos se tienen que morir, y para que no nos muramos nosotros es necesario
matar al enemigo. “¡Fuego sin interrupción!”.
Alrededor de
las dos y media, se capturaron las cimas que dominaban la ciudad, a las cuatro
de la tarde cayó el cerro de El Grillo después de un rudo y sangriento combate,
y a las seis, se abatió la posición de La Bufa. Los federales iniciaron su
retirada en forma alocada y desorganizada. Antes, dinamitaron el edificio
federal, que también servía de arsenal y la explosión mató a unos trescientos
civiles, en su mayoría mujeres y niños. Más civiles murieron por las
explosiones provocadas para destruir edificios estatales y municipales. Los
villistas tomaron la ciudad desde tres direcciones y a pesar de sus grandes
pérdidas, la superioridad numérica se impuso. Los federales, rodeados, trataron
de encontrar una salida, algunos cientos pudieron escapar hacia Aguascalientes,
destruyendo las vías del ferrocarril a su paso, pero la mayoría murieron
acorralados entre fuego de enfilada y cruzado. Luís Garfias (Aspectos Militares
de la toma de Zacatecas) concluye: “A pesar de todo, las tropas federales
lucharon encarnizadamente y, de hecho, combatieron hasta el último momento en
condiciones muy adversas. Prueba de ello fue el número de generales que
murieron en batalla”.
Hacia las 5:40
de la tarde, el triunfo de la División del Norte estaba cerca. El enemigo
abandonaba sus posiciones y huía de manera desorganizada. “No los veíamos caer,
pero lo adivinábamos –escribió Ángeles-. Lo confieso sin rubor, los veía
aniquilar en el colmo del regocijo; porque miraba las cosas bajo el punto de
vista artístico, del éxito de la labor hecha, de la obra maestra terminada. Y
mandé decir al General Villa: ¡Ya ganamos, mi general! Y efectivamente, ya la
batalla podía darse por terminada, aunque faltaran muchos tiros por
dispararse”.
Unos minutos
después, las tropas villistas tomaban posesión de la Bufa y del Grillo y
avanzaban sobre la ciudad. Las calles de Zacatecas presenciaron una de las
peores matanzas de la revolución. Los revolucionarios acabaron con todos los
soldados federales que encontraron a su paso. Saquearon casas, edificios y
oficinas. En algunos casos arremetieron incluso contra la población civil. Los
siete kilómetros que mediaban entre Zacatecas y la población de Guadalupe
terminaron tapizados de cadáveres impidiendo el tránsito de carruajes. Las
tropas villistas avanzaban poco a poco hacia las posiciones federales, tomando
cada una a sangre y fuego. Finalmente tomaron el cerro de la Bufa, con lo cual
la trampa fue cerrada hacia el enemigo. Mientras tanto, Felipe Ángeles había
mandado que un batallón tomara posiciones en el cerro de la Virgen cubriendo el
camino real hacia Guadalupe, a fin de cortar la retirada a las fuerzas
federales. Muchos civiles murieron en esta retirada, pues los villistas no
hacían distinción de personas en la huida.
En uno de los
edificios del centro de la ciudad se encontraba un joven oficial del ejército
de Huerta. Su misión era defender el parque y las armas que se encontraban
almacenadas ahí. Cuando los villistas entraron a la ciudad, el oficial supo que
no tenía escapatoria. Esperó a que llegaran los revolucionarios y cuando
intentaron entrar hizo volar el edificio. Decenas de víctimas de ambos bandos
quedaron entre los escombros de la vieja construcción.
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